22 de Mayo de 2025
♡ Meditaciones diarias que acarician el alma con la voz suave de Dios.
En medio del ruido diario, esta sección es un remanso donde la gracia de Dios te hablarà en voz baja.
Reflexiones inspiradas en la Palabra, escritas para tocar el corazón con amor, luz y verdad
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Día 1: El susurro en medio del caos
22 de Mayo de 2025
📖 Texto bíblico:
“Y he aquí, el Señor pasaba… pero el Señor no estaba en el viento, ni en el terremoto, ni en el fuego; y tras el fuego, un silbo apacible y delicado.” –1 Reyes 19:11–12
A veces esperamos que Dios se manifieste con estruendos, que hable con relámpagos, que irrumpa y nos sacuda con señales contundentes. Y sin embargo, muchas veces, lo hace en lo más pequeño. En lo más inesperado. En el silencio que sigue al caos.
Elías acababa de vivir una victoria poderosa sobre los profetas de Baal, pero lo que siguió fue el miedo, la huida, el agotamiento emocional y espiritual. En su fragilidad, pidió morir. Fue en ese lugar, escondido en una cueva, en donde Dios decidió hablarle. No en el viento fuerte que desgajaba los montes. No en el terremoto que estremecía la tierra. No en el fuego resplandeciente. Sino en un susurro. Un silbo apacible y delicado.
A veces también tú corres a esconderte en la cueva del alma, deseando desconectarte del ruido, del cansancio, del peso de las expectativas. Pero es allí, cuando todo parece temblar y romperse, cuando Dios se acerca. No grita. No presiona. Susurra. Porque su amor no necesita imponerse: su ternura sabe llegar justo al corazón.
El susurro de Dios no siempre cambia las circunstancias de inmediato, pero sí transforma algo mucho más profundo: tu interior. Te devuelve la perspectiva, la esperanza, la confianza. Te recuerda que no estás sola. Que aunque el caos haya pasado, Él ha venido para estar contigo. Y eso lo cambia todo.
Hoy, tal vez no necesitas una gran respuesta. Solo necesitas escuchar el susurro que dice: “Estoy aquí. No tengas miedo. Yo soy tu Dios.” Y eso, basta.
🙏 Oración:
Señor, en medio de tanto ruido, enséñame a reconocer tu voz suave. Que no me confunda el estruendo del mundo, ni el eco del miedo. Quiero aprender a oírte en el susurro, en lo cotidiano, en mi debilidad. Háblame, aunque sea bajito… que aquí estoy para escucharte.
Amén.
🪞 Para meditar:
¿Dónde me está susurrando Dios hoy?
¿Estoy buscando señales grandiosas cuando tal vez Él me habla en lo simple y silencioso? yrs
Por: Yadira Ramos Sanabria
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