1 de Noviembre de 2024
Tema: LA OBEDIENCIA
Por: Licet Peñaranda Peña
Cuando tomamos la decisión de seguir a Cristo, deseamos recibir más y más de sus enseñanzas, disfrutar de su presencia y, además, esperamos ser beneficiados con milagros y respuestas a nuestras oraciones de manera casi inmediata.
Sin embargo, a menudo no somos conscientes de lo que la palabra de Dios nos recuerda en el evangelio de Juan 14:23: “El que me ama, obedecerá mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y con él nos quedaremos a vivir”. Es claro que Jesús nos recuerda que es necesario obedecer su palabra para recibir el resto del regalo que nos ha llegado por gracia.
Quizás muchas personas recibieron a Jesús hace 20 años, asisten juiciosamente al templo los domingos, pero no son obedientes a la palabra de Dios. Aun así, quieren ver cumplidas todas las bendiciones que se nos han prometido como hijos de Dios, aunque se requiere obediencia.
Cuando fuimos encerrados durante la pandemia por el Covid-19, estaba convencida de que muchas personas, aunque fuera por temor ante lo que estaba sucediendo a la humanidad, buscarían la presencia de Dios, se apartarían del pecado y caminarían con Jesús. Sin embargo, estaba muy alejada de lo que realmente ocurrió en las congregaciones. Al permitirnos regresar a los templos, casi nadie volvió; estos quedaron vacíos, e incluso muchos pastores se vieron en la dolorosa decisión de vender los inmuebles, porque los hijos de Dios no regresaron a la Casa del Padre.
Mi interpretación de este fuerte acontecimiento es que necesitamos escudriñar las Escrituras para obedecer a Dios y tener cimientos tan sólidos que nada nos desplace de la roca que es Cristo Jesús.
Obedecer a Jesús implica morir al pecado, al ego, a las rivalidades, a la competencia y a servir a Dios de manera individualista. De lo contrario, no estaríamos cumpliendo con la palabra de Dios.
En otro pasaje de la Biblia, Jesús dice: “Enséñenles a cumplir todas las cosas que les he mandado. Y yo estaré con ustedes hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20). Aquí, Jesús nos condiciona: si quieren que yo esté con ustedes, cumplan con lo que les he mandado. Es necesario recordar que nuestra condición de seres humanos imperfectos requiere la ayuda del Espíritu Santo para poder cumplir con lo que Jesús nos ha ordenado.
Por experiencia, puedo compartir que obedecer a Dios no nos permite racionalizar lo que Él espera que hagamos para cumplir su voluntad. No podemos cuestionar al creador del universo, al Todopoderoso, al que hizo posible la redención de nuestros pecados. Solo debemos escuchar su voz y obedecer, lo cual no es fácil, pero al final recogeremos lo verdaderamente valioso para un hombre o una mujer de fe: la vida eterna y todo lo que ella implica.
Por último, recordarles que nada que nos lleve a desobedecer a Dios vale la pena; cielo y tierra pasarán, más su palabra no pasará. LP
¡Bendiciones!
Sra. Licet Peñaranda Peña
Directora del Ministerio Red Nacional e Internacional de Mujeres de Oración Colombia
RED NACIONAL E INTERNACIONAL DE MUJERES DE ORACION COLOMBIA |
REVISTA DIGITAL CRISTIANA "LA VARA DE ALMENDRO PR"
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